Texto: Andrea Jeftanovic / Chile
Ilustraciones: María José de Tellería / Argentina
Colección Puente
En Geografía de la lengua, desde una prosa material, precisa y profundamente elocuente, Andrea Jeftanovic nos pasea por todas las estaciones de la extranjería: allí donde no me identifico, donde no hago pie, donde no me encuentro. La lengua como órgano erótico y como molusco ineficaz: incapaz de traducirme y, sin embargo, empecinada en hilvanar una tercera lengua, una lengua en común: ese punto de encuentro donde un abrazo es posible.
La composición de esta novela resulta magistral por la habilidad con que recorre cada sentido posible del arraigo y del desarraigo, de la identidad y de la herencia. La herencia de una lengua que nunca es una: son todas las bocas que nunca terminan de saciar su hambre.
Contratapa de Mariana Travacio.
La historia de la salvación, pero al revés: una palabra que se desencarna. Ella, una extranjera, se enamora de él. Él, un extranjero, se deshace, muerto, con el fruto de sus lenguas. Porque todo mito es épico, aquí hay estallidos y guerras. Andrea Jeftanovic desdice una tradición que ubica a la redención en el cuerpo, desheleniza el precepto bíblico que anuncia: “Y el verbo se hizo carne”. Desvela, en el sentido de quitar el vínculo griego a la voz persona de su máscara. La inversión entiende que la palabra nunca está allí, que se demora en el sentido de que sale constantemente de su morada. Geografía de la lengua utiliza el no-lugar como metáfora de la desemejanza entre el Verbo y su cuerpo visible. Su personaje ama del principio al fin, ama como Nadie.
Contratapa de Ana Arzoumanian.
Diseño de colección: Cecilia Afonso Esteves.